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48 diciendo: “¡Bendito sea el Dios de Israel, que me permitió ver a uno de mis hijos sentado en mi trono!”

49 Entonces todos los invitados de Adonías se asustaron, y cada uno se fue huyendo. 50 Adonías, por su parte, tuvo miedo de Salomón, y fue a refugiarse al santuario, y allí se agarró de los cuernos del altar.

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